El perrito

Como de costumbre, hoy en la mañana, a eso de las 10am, mi amigo y compañero Argol me vino a buscar para irnos a clases. Pero hoy es un día distinto a los demás.

Resulta que a la primera cuadra que caminamos nos comenzó a seguir un perrito al que no le dimos importancia, ya que es típico que un perro en la calle lo siga a uno, pero él es distinto, ya verán por qué.

Pasa que mientras nos acompañaba unos perros matones le ladraron, con lo que él quedó cabizbajo y con el «rabo entre las piernas», sin embargo, continuó siguiéndonos hasta que llegamos a la Alameda, en donde bromeamos conque nos seguiría para siempre. Y así fue. Como vimos que al pequeño tenía baja su autoestima, lo comenzamos a defender, con lo que «sacó pecho» y levantó la cola. Así fue el viaje hasta llegar a nuestro establecimiento, en donde entró y nos acompañó a la escalera que no subió, ya que parece que le daba miedo.

Poco más de media hora duró la clase (estamos de aniversario) y, como hacía frío y nos quedaba otro ramo con otro profesor, decidimos ir a mi casa a buscar mi chaqueta. Bajando la escalera ahí estaba él, esperándonos. Encontramos que su acto fue increíble, con lo que Argol dijo:

Se ganó un pan.

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