Como de costumbre, hoy en la mañana, a eso de las 10am, mi amigo y compañero Argol me vino a buscar para irnos a clases. Pero hoy es un día distinto a los demás.

Resulta que a la primera cuadra que caminamos nos comenzó a seguir un perrito al que no le dimos importancia, ya que es típico que un perro en la calle lo siga a uno, pero él es distinto, ya verán por qué.

Pasa que mientras nos acompañaba unos perros matones le ladraron, con lo que él quedó cabizbajo y con el «rabo entre las piernas», sin embargo, continuó siguiéndonos hasta que llegamos a la Alameda, en donde bromeamos conque nos seguiría para siempre. Y así fue. Como vimos que al pequeño tenía baja su autoestima, lo comenzamos a defender, con lo que «sacó pecho» y levantó la cola. Así fue el viaje hasta llegar a nuestro establecimiento, en donde entró y nos acompañó a la escalera que no subió, ya que parece que le daba miedo.

Poco más de media hora duró la clase (estamos de aniversario) y, como hacía frío y nos quedaba otro ramo con otro profesor, decidimos ir a mi casa a buscar mi chaqueta. Bajando la escalera ahí estaba él, esperándonos. Encontramos que su acto fue increíble, con lo que Argol dijo:

Se ganó un pan.


Nos siguió hasta la panadería, le dimos el pan y continuó hasta conocer mi casa. Tomé mi chaqueta y nos dispusimos a volver a los estudios. En eso el perrito nos continuó siguiendo. Como ya temía que no parara de hacerlo, le compré un poco de comida de perros en una tienda de alimentos para mascotas, se la dejé en el suelo y comió bien hambriento. Pero el estómago no fue mas fuerte. El perrito corrió hasta alcanzarnos (unos 100 metros) y nos volvió a acompañar a nuestros estudios.

Una vez más, lo volvimos a encontrar a nuestra salida. Nos acompañó a ver a Kyuumeitai en el centro y de vuelta a mi casa.

Desde las 12 del día que está afuera de la puerta, en la calle esperándome. Lo triste del caso, es que no lo puedo dejar entrar, ya que tengo una pastor alemán y un yorkshire terrier, que sentirán celos, además de mi gata y cuantas aves enjauladas que tienen acá.

Eso sí. Le dejé comida y agua fresca en la entrada, para que no estuviera mal. Hoy o mañana lo llevaremos a una veterinario amiga de la familia para que le consiga un hogar.

Es increíble lo humano que pueden llegar los animales. Me deja mucho que pensar. Mientras tanto, veré como soluciono el asunto.

Actualización: En la mañana alguien le abrió la puerta. Desde ahí que no lo he vuelto a ver.
Actualización 2: la imagen que aparecía acá la he perdido y pero se encuentra acá.